
Nana...
En las puertas del cielo
venden zapatos
para los angelitos
que están descalzos.
Nadie a ti ha contado
que ningún sueño
sabe de horas o tiempos
ni tiene dueño.
Y cae la lluvia en el cristal
para mirarte,
detrás de cada gota
te mira un ángel.
¡Ea, ea!
Nana...