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VER LO MEJOR DE LOQUILLO |
La vida que yo veo
anhela los extremos confines,
el desierto, la selva y nada más.
Veo que septiembre,
el de los rojos helechales,
deplora su materia,
que hubiera preferido ser
sólo nieve, inmensidad y lobos.
La vida que yo veo
anhela los extremos confines,
el desierto, la selva y nada más.
Veo que el sol sueña con la pura luz
y que la noche añora los tiempos primordiales,
cuando todo era noche.
La vida que yo veo
anhela los extremos confines,
el desierto, la selva y nada más.
Miro también a mi corazón
y descubro que sus deseos
se resumen, desgraciadamente, en dos palabras:
la palabra "siempre", la palabra "nunca".
La vida que yo veo
anhela los extremos confines,
el desierto, la selva y nada más...
anhela los extremos confines,
el desierto, la selva y nada más.
Veo que septiembre,
el de los rojos helechales,
deplora su materia,
que hubiera preferido ser
sólo nieve, inmensidad y lobos.
La vida que yo veo
anhela los extremos confines,
el desierto, la selva y nada más.
Veo que el sol sueña con la pura luz
y que la noche añora los tiempos primordiales,
cuando todo era noche.
La vida que yo veo
anhela los extremos confines,
el desierto, la selva y nada más.
Miro también a mi corazón
y descubro que sus deseos
se resumen, desgraciadamente, en dos palabras:
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La vida que yo veo
anhela los extremos confines,
el desierto, la selva y nada más...
