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Letra: Peces de ciudad - Joaquín Sabina




VER LO MEJOR DE JOAQUINITO

Se peinaba a lo garçon (estilo chico)
la viajera que quiso enseñarme a besar
en la gare d’Austerlitz (una de las seis grandes estaciones de París).

Primavera de un amor
amarillo y frugal (corto) como el sol
del veranillo de san Martín (de los Arcángeles o del membrillo -SEPTIEMBRE-, de San Juan en el Hemisferio Sur - JUNIO).

Hay quien dice que fui yo
el primero en olvidar
cuando en un "si bemol" de Jacques Brel
conocí a mademoiselle (señorita) Amsterdam.

En la fatua (vanidosa) Nueva York
da más sombra que los limoneros
la estatua de la Libertad,
pero en desolation row (paseo soledad)
las sirenas de los petroleros
no dejan reír ni volar.

Y en el coro de Babel
desafina un español,
no hay más ley que la ley del tesoro
en las minas del rey Salomón.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero (pirata del XVII),
de un velero al abordaje, (al asalto)
de un... liguero de mujer
(de un... de un no te quiero querer).

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país donde los sabios se retiran
del agravio (humillación) de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios (cortos)que envilecen (ningunean)
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad (el pueblo)
que mordieron el anzuelo,
que bucean a ras del suelo,
que no merecen nadar.

El Dorado
 (mítico lugar con grandes reservas de oro
buscado por los exploradores
españoles e ingleses en el siglo XV)
era un champú,
la virtud unos brazos en cruz,
el pecado una página web.

En Comala (México) comprendí
que al lugar donde has sido feliz
no debieras tratar de volver.

Cuando en vuelo regular
pisé el cielo de Madrid
me esperaba una recién casada
que no se acordaba de mí.

Y desafiando el oleaje
sin timón ni timonel,
por mis venas/sueños va, ligero de equipaje,
sobre un cascarón de nuez,
mi corazón de viaje,
luciendo los tatuajes
de un pasado bucanero,
de un velero al abordaje,
de un liguero de mujer.

VER LO MEJOR DE JOAQUINITO

Y cómo huir
cuando no quedan
islas para naufragar
al país donde los sabios se retiran
del agravio de buscar
labios que sacan de quicio,
mentiras que ganan juicios
tan sumarios que envilecen
el cristal de los acuarios
de los peces de ciudad
que perdieron las agallas (la valentía)
en un banco de morralla,
que lloran por no llorar,
(en una playa sin mar).


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