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MÁS PRADERA |
Cuando nos vieron del brazo
bajar platicando la Calle Real,
entre la gente del pueblo
fue la letanía de nunca acabar.
Que si puede ser su pare,
que es mucho lo que ha corrído,
que un hombre así, de sus años,
no es bueno para marído.
Fueron tantas cosas las que yo sentí,
que tras de la reja, de cara a tus ojos,
me oyeron decir:
"Por mi salud, yo te juro,
que eres para mí lo primero,
y me duele hasta la sangre
de lo mucho que te quiero;
no se me importan tus canas
ni el decir de los demás,
lo que me importa es que sepas
que te quiero de verdad;
soy de tus besos cautiva
y así escribí en mi bandera:
- Te he de querer mientras viva,
compañero, mientras viva,
y hasta después que me muera. - ".
Tú a lo mejor te imaginas que yo,
por tus años, me voy a cansar,
y en el cariño, serrano,
yo me considero de tu misma edad.
Y no miro a los chavales,
contigo voy orgullosa,
pues me llevas a tu vera
como quien lleva a una rosa.
No le tengas miedo a mi juventud,
que para mi persona
no existe en el mundo nadie más que tú.
"Por mi salud, yo te juro,
que eres para mí lo primero,
y me duele hasta la sangre
de lo mucho que te quiero;
no se me importan tus canas
ni el decir de los demás,
lo que me importa es que sepas
que te quiero de verdad;
soy de tus besos cautiva
y así escribí en mi bandera:
- Te he de querer mientras viva,
compañero, mientras viva,
y hasta después que me muera. - ".
