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MÁS JOAQUINITO |
besos de sobre, de herencia de su padre naviero,
anfetaminas y alcohol, desayuno Miss Onassis,
pobre Cristina, que al fin logró quedarse en el chasis.
Sólo yo sé que dice la pura verdad
cuando jura que toda su fortuna daría
por echarse un noviete aburrido y formal,
por entrar de oficiala en una peluquería.
Cris, Cris, Cristina,
suspira y fantasea con que la piropea un albañil,
Cris, Cris, Cristina,
que un botones vea si le puede conseguir pastillas para dormir.
Corazón tierno, los dueños del verano la miman,
pero el invierno no se lo saca nunca de encima,
con su cara de dólar ha amortizado varios maridos
pero siempre está sola poniéndole una vela a Cupido.
De la isla de Scorpios en yate a New York
del gran baile de Mónaco a cenar al Maxim's,
guardaespaldas armados la sacan del Rolls,
un amante alquilado le calienta la suite.
Cris, Cris, Cristina,
dirige una oficina tumbada en la piscina de Incosol
Cris, Cris, Cristina,
aunque se derrita empapadita de sudor no se quita el albornoz.
Mil y un tipejos, las flechas del amor le disparan,
sólo el espejo le escupe la verdad a la cara,
nadie le advierte que al cielo no se va en limusina,
que mala suerte que no acepte la muerte propinas.
Vale más ser la hija de fulano de tal
que la niña mimada de los ojos de Ari,
pesa tanto la sombra de papá Superman,
míralo en esa foto organizando un safari.
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MÁS JOAQUINITO |
Cris, Cris, Cristina,
suspira y fantasea con que la piropea un albañil,
Cris, Cris, Cristina,
que un botones vea si le puede conseguir pastillas para dormir,
Cris, Cris, Cristina,
dirige una oficina tumbada en la piscina de Incosol
Cris, Cris, Cristina,
aunque se derrita perfumada de sudor no se quita el albornoz.
