Cuando llego a aquella casa,
cualquer día, y no te veo,
aún te busco desde el patio a la cocina
pa' (para) darte un beso.
Aún percibo tu presencia
en cada mueble y en cada cosa,
y te siento canturreando
entre jazmines, geranio y rosa.
Cómo añoro tu sonrisa cariñosa, y a cada paso,
y conservo con amor cada recuerdo de aquellos años,
aquellos años que ya se fueron,
¡ay quién pudiera parar el tiempo!
Parar el tiempo y sentirme de repente
como un niño nuevamente entre tus brazos,
parar el tiempo y escuchar por un momento
tus palabras de consuelo para mi llanto.
Volver a verte, que otra vez me regañaras
si a la vuelta del colegio yo no estudiaba,
que mala suerte que ya no pueda volver a verte.
El vacío que dejaste con tu marcha dejó mi alma
tan oscura como siento las paredes de nuestra casa,
si es que hay Dios y consintiera concederme verte un momento,
te diría simplemente, sin palabras, lo que te quiero.
Y si existe de verdad un justo premio para los buenos,
puede ser que alguna vez vuelva a encontrarte,
y en ese cielo, en ese cielo que tú soñabas,
¡quién fuera niño, Madre del alma!
¡Quién fuera niño, y tuviera un par de amigos,
unos lápices “Alpino”, cuaderno y goma,
y por fortuna tuviera el sol y la luna,
y volar por la alturas como paloma!
Ay, quién pudiera, un borrón y cuenta nueva,
y volver a la plazuela del viejo barrio,
qué mala suerte que ya no pueda volver a verte.
Volver a verte, y otra vez me regañaras
si a la vuelta del colegio yo no estudiaba.
¡Qué mala suerte que ya no pueda volver a verte!
SUSCRIBIRME AHORA A ERASELETRAS
cualquer día, y no te veo,
aún te busco desde el patio a la cocina
pa' (para) darte un beso.
Aún percibo tu presencia
en cada mueble y en cada cosa,
y te siento canturreando
entre jazmines, geranio y rosa.
Cómo añoro tu sonrisa cariñosa, y a cada paso,
y conservo con amor cada recuerdo de aquellos años,
aquellos años que ya se fueron,
¡ay quién pudiera parar el tiempo!
Parar el tiempo y sentirme de repente
como un niño nuevamente entre tus brazos,
parar el tiempo y escuchar por un momento
tus palabras de consuelo para mi llanto.
Volver a verte, que otra vez me regañaras
si a la vuelta del colegio yo no estudiaba,
que mala suerte que ya no pueda volver a verte.
El vacío que dejaste con tu marcha dejó mi alma
tan oscura como siento las paredes de nuestra casa,
si es que hay Dios y consintiera concederme verte un momento,
te diría simplemente, sin palabras, lo que te quiero.
Y si existe de verdad un justo premio para los buenos,
puede ser que alguna vez vuelva a encontrarte,
y en ese cielo, en ese cielo que tú soñabas,
¡quién fuera niño, Madre del alma!
¡Quién fuera niño, y tuviera un par de amigos,
unos lápices “Alpino”, cuaderno y goma,
y por fortuna tuviera el sol y la luna,
y volar por la alturas como paloma!
Ay, quién pudiera, un borrón y cuenta nueva,
y volver a la plazuela del viejo barrio,
qué mala suerte que ya no pueda volver a verte.
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