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MÁS JOAQUINITO |
AMO EL AMOR DE LOS MARINEROS
En Parral están de fiesta, cien años cumple San Pablo, panza de buda, Chile que se me indigesta, pongamos, Matilde, que hablo de tu Neruda. Cueca, valsecito y son, brindando con vino tinto, uvas y viento, España en el corazón, dijo un capitán del quinto regimiento.
Qué puñal contra el olvido, qué radical en la guerra del diccionario, qué confieso que he bebido, qué residencia en la tierra, qué extravagario.
Malditos sean los tiranos, malditas sean las medallas del desgobierno, benditos los aurelianos que perdieron mil batallas contra el invierno.
Qué boina gris maldoror, qué querencia, qué almohada incandescente, qué veinte poemas de amor, qué canción desesperada, qué delincuente.
Isla Negra, capital del farewell, del te quiero, de la duda, del azúcar y la sal, de las cartas del cartero de Neruda.
Para que nada nos amarre,
que no nos una nada.
Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.
Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.
Para que nada nos amarre,
que no nos una nada.
Amo el amor de los marineros que besan y se van,
dejan una promesa, no vuelven nunca más.
En cada puerto una mujer espera;
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.
Desde el fondo de ti y arrodillado,
un niño triste como yo nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.
Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.
Por sus ojos abiertos en la tierra,
veré en los tuyos lágrimas un día.
Amo el amor de los marineros que besan y se van. Amor que puede ser eterno y puede ser fugaz.
En cada puerto una mujer espera;
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del Mar...
Una noche se acuestan con la muerte
en el lecho del Mar...