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MÁS SERRAT |
ROMANCE DE CURRO EL PALMO
La vida y la muerte, temblando en la boca,
tenía Merceditas, la del guardarropa.
La del guardarropa del tablao de "El Lacio",
un falso gitano, ex-bufón de palacio.
Alcahuete noble, que al oír los tiros,
recogió las capas y se pegó el piro.
Se acabó el jaleo, y el racionamiento
le llenó el bolsillo, y montó ese invento,
en donde "El Palmo" canta llorando.
Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar,
ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha,
ay, mi amor
que me desvela la verdad,
que entre tú y yo la soledad
y un manojillo de escarcha.
Y mil veces le pide y mil veces que "nones"
de compartir sueños, cama y macarrones.
Le dice, burlona: " Carita gitana,
¿cómo hacer buen vino de una cepa enana?"
Y Curro se muerde los labios y calla,
pues no hizo la mili por no dar la talla,
y quien calla, otorga, como dice el dicho,
y el pobre se muere por ese mal bicho.
Ay, quién fuese abrigo, para andar contigo.
Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar,
ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha,
ay, mi amor
que me desvela la verdad,
que entre tú y yo la soledad
y un manojillo de escarcha.
Buscando el olvido se dio a la bebida,
al mus, las quinielas y en horas perdidas
se leyó enterito a Don Marcial Lafuente
para no ir tras su paso como un penitente.
Y una noche, mientras jaleaba "farrucas",
se escapó Mercedes con un "cura-pupas"
de clínica propia y Rolls de contrabando,
y entre palma y palma, Curro fue palmando
entre cantares, por soleares.
Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar,
ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha,
ay, mi amor
que me desvela la verdad,
que entre tú y yo la soledad
y un manojillo de escarcha.
Quizás fue la pena o la falta e hierro,
el caso es que un lunes nos tocó ir de entierro;
pésames y flores, y dos lagrimitas
que soltó la Patro al cerrar la cajita.
Y a mano derecha, según se va al cielo,
veréis el tablao que montó Frascuelo,
en donde cada noche, para las buenas almas,
el Currillo "El Palmo" sigue dando palmas
y canta sus males por "celestiales".
Ay, mi amor,
sin ti no entiendo el despertar,
ay, mi amor,
sin ti mi cama es ancha,
ay, mi amor
que me desvela la verdad,
que entre tú y yo la soledad
y un manojillo de escarcha.
. . .