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MÁS GABINETE G. |
Saliste a la arena del night club
y yo te recibí con mi quite mejor,
estabas sudadita
pues era una noche que hacía calor,
te invité a una copita
y tú me endosaste el primer revolcón.
Tenías querencia a la barra
y tuve que tomar tres puyazos de ron
para sacarte a los medios
con el beneplácito de la afición
que con “olés” me animaba
mientras me arrimaba a tan brava mujer.
Y yo bolinga, bolinga, bolinga,
haciendo frente a la situación
con torería y valor.
Y allí en la arena del night club
citando sin ventaja y contento de ron,
te ceñí la cintura
palpando tu faja con garbo y valor,
entre “olés”, ovaciones
y aclamaciones de satisfacción.
La culpa fue del Cha-cha-cha
que tú me invitaste a bailar,
embistiendo a mi capote
y yo me asomaba al balcón de tu escote.
La culpa fue del Cha-cha-chá,
sí fue del Cha-cha-cha
que me volvió un caradura
por la más pura casualidad.
... ... ...
La culpa fue del Cha-cha-cha,
sí fue del Cha-cha-cha
que me volvió un caradura
por la más pura casualidad.
cogidos de la mano para celebrar
el triunfo verdadero
del arte torero y del Cha-cha-cha
que nos unió para siempre
sentimentalmente por casualidad.
Por eso la culpa fue del Cha-cha-cha,
yo sé que la culpa fue del Cha-cha-cha
por eso la culpa fue del Cha-cha-chá.
. . .